Diario de Viajeros. Vero y Nacho. Sobre cómo conseguir alimentos.

?Me gustaría contar, al menos un poco, cómo transcurren algunas cuestiones de la cotidianeidad en Playa Venao. Decir que donde estamos es un pueblo es una exageración porque aquí, básicamente, no vive nadie. No hay escuelas, no hay oficinas públicas y prácticamente no hay casas, con excepción de las cuatro o cinco que apuntan al

?Me gustaría contar,
al menos un poco,
cómo transcurren
algunas cuestiones
de la cotidianeidad
en Playa Venao.

Decir que donde
estamos es un pueblo
es una exageración
porque aquí,

básicamente, no vive nadie. No hay escuelas, no hay oficinas públicas y prácticamente
no hay casas, con excepción de las cuatro o cinco que apuntan al mar. Acá la gente son
turistas y los que trabajan o son viajeros que se quedaron sin plata o gente lugareña que
viene de los pueblos vecinos. Digamos, entonces, que esto es como un balneario. Sólo hay
un mercadito, que no tiene casi nada y que es carísimo. Por ejemplo, si un aceite en un
pueblo está 1.20, aquí lo venden a 3.75. Una locura. De modo que para aprovisionarnos de
alimentos tenemos dos opciones: ir a Las Cañas, un pequeño pueblo que queda a 10 km
por un lado, y  esperar a los vendedores que pueden ser de verduras o pescado, por el otro.

En Las Cañas compramos arroz, fideos, galletitas, pan, manteca, aceite y por ahí algún pedazo
de pollo o carne ahumada y claro, vamos a dedo. Ir a hacer las compras se vuelve, de esta
manera, en una aventura, porque cada viaje te sorprende con cosas nuevas. Aquellos que
alguna vez hicieron dedo saben lo misterioso que encierra eso de que cualquiera pueda
llevarte a destino, desde un camión hasta un auto último modelo, aunque estos últimos sean
siempre más reticentes a pisar el freno y ver qué hay en el camino. Los lunes y jueves viene la
camioneta con las verduras, así que ahí conseguimos papas, cebolla, zanahoria, ananá, morrones
y para de contar. Hace unos días nos sorprendió un camión con sandías a 1 dólar: un golazo,
porque tuvimos postre fresco para dos comidas. Después, conseguir otras frutas se vuelve
casi una odisea.

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