Diario de viajeros. Vero y Nacho. «Los pozos termales».

En Caldera, pueblo vecino a Boquete, se encuentran los pozos termales. Nada de complejos turísticos ni infraestructura de ningún tipo, sólo nosotros y el agua caliente que emerge de la tierra. Allí disfrutamos por un par de horas de tres piletones, dos a 42 grados centígrados y otro a 38. Luego de un rato de

En Caldera, pueblo
vecino a Boquete,
se encuentran los
pozos termales.
Nada de complejos
turísticos ni
infraestructura de
ningún tipo, sólo
nosotros y el agua
caliente que emerge
de la tierra.

Allí disfrutamos por un par de horas de tres piletones, dos a 42 grados
centígrados y otro a 38. Luego de un rato de bañarse, nos dijeron, había
que ir hasta el río lindero para sacarse el azufre del cuerpo. Y como las
termas nos dieron mucho calor, aprovechamos el río para refrescarnos
y  tomar agua, que estaba fresca y limpia. Minutos más tarde nos avisaron
que ese agua no era potable porque allí defecan las vacas y los búfalos de
los campos cercanos. Pero yo ya me había bajado dos botellitas de 600 cm3.

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