DIARIO DE VIAJEROS. VERO Y NACHO. «Combatir el machismo».

Asombra que un país que supo llevar adelante un proceso revolucionario tan fuerte y genuino como Nicaragua, no pueda resolver aún la cuestión del machismo. La anécdota es la siguiente: hoy, domingo, fuimos a una pileta a pasar la tarde. Desde el mismo momento que llegamos, a Vero no podían dejar de mirarla y notamos

Asombra que un país
que supo llevar
adelante un proceso
revolucionario tan
fuerte y genuino como
Nicaragua, no pueda
resolver aún la cuestión
del machismo. La
anécdota es la siguiente:
hoy, domingo, fuimos a
una pileta a pasar la tarde. Desde el mismo momento que llegamos, a Vero
no podían dejar de mirarla y notamos que, desvestirse, sería un acto complejo
que pondría en escena todas las miradas lascivas y asquerosas de quienes no
saben ver otra cosa en una mujer que no sea culo y tetas.

Vero, que no se achica y lleva el debate como puede, a veces verbal pero también
poniendo el cuerpo a la vista de todos y diciendo de algún modo “me cago en todos
ustedes”, se quitó su pollera y se quedó en malla. No fue ahí, sino antes, cuando
notamos que era la única mujer en toda la pileta que estaba sólo en traje de baño,
ya que el resto de las chicas se bañaba en short  y remera.
Entonces, imprevistamente,
se me acercó un nica y me
dijo que acá las chicas son
tímidas, que no se animan
a quedarse en malla como
mi novia; como tu hembra,
dijo.
-¿Vos te pensás que las chicas
quieren bañarse vestidas
como lo hacen? –lo increpé
y creo que se dio cuenta
porque no atinó a decir nada.
-¿Acaso no te das cuenta de
que los hombres son unos babosos y las miran como
queriéndoselas comer crudas?
Mi monólogo siguió, por supuesto, porque estaba inyectado en ira por ese estúpido
que se acercó haciéndose el chistoso con un comentario pedorro y desafortunado.
No podía creer cómo pensaba que las chicas eran tímidas. Porque el acoso de los
hombres no se da sólo en un ámbito como puede ser una pileta. Sin ir más lejos,
ayer a la noche me enfrenté verbalmente con tres borrachines porque encararon a
Vero adelante mío. Eso también me impactó. Y, en este punto, dos cuestiones: al
principio pensé que simplemente menospreciaban mi presencia, que no les
importaba que este al lado. Pero tras varios sucesos comencé a pensar de otra
manera; creen que, como hombre, pienso como ellos. Son tan escuetos, tan
machistas y tan patriarcales que no pueden comprender que un hombre valore
a una mujer.
Desde el Estado
Uno de los planes más ambiciosos del gobierno sandinista es el Hambre Cero que,
como indica su nombre, intenta erradicar la profunda desnutrición que se registra
sobre todo en las áreas rurales. Cuando nos reunimos con el Delegado de San Juan
del Sur, ya hace tiempo, para charlar un poco de política, nos contó que es un plan
que se distribuye sólo a mujeres. Ante nuestra sorpresa, él nos explicó que
 

estudios sobre
la población
dieron que el
hombre es
un pésimo
administrador
y que cuando
se le daba
plata se la
chupaba
en el bar de
la esquina,
contrariamente
a la mujer, que
era la que se
preocupaba por darle de comer a sus hijos.
Hasta este punto llega la cosa aquí en Nicaragua. 

Tema aparte
Mientras acontecía lo narrado en la pileta, simultáneamente sonaba a fondo reggaetón,
esa música nacida al calor de las protestas portorriqueñas y que hoy se extienden como
un manto de basura, sexista, por todo américa latina y bastante más allá también. Una
música cantada sólo por hombres, y donde la mujer sólo ocupa un lugar menor, digamos
de reparto, con un solo objetivo: mostrarnos sus tetas aceitadas y su culo prodigioso.
Una vez más, el hombre como protagonista de la acción, la mujer apartada para la idiotez.
Mucho no ayuda (y acá me hago cargo de la ensalada de este texto pero que necesito que
sea así, caótico, como la realidad misma) la influencia desproporcionada de la Iglesia
Católica con su ya consabido estilo de vida patriarcal, donde se relega a la mujer a lugares
secundarios. Y no hablo de que la mujer no pueda llevar adelante el sacerdocio, que no es
poco, sino a ese lugar inferior que ocupa en relación al hombre. A diferencia de lo que sucede
en Argentina, que a pesar de sostener el culto católico se erige como una sociedad laica, acá
la Iglesia decide, tiene poder, y no sólo de lobby: tiene el poder de construir el discurso que
circula por toda la sociedad que vuelve a la mujer sumisa e indefensa ante el hombre que la
insulta, la embaraza y no se hace cargo, que no aporta en la casa más que su vagancia. Pero,
bueno, ya sabemos: hay que poner la otra mejilla.


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