“Los discursos políticos”
En los medios de difusión últimamente se tocan temas de lo político y de la política, intentaría compartir algunos conceptos interesantes para difundir al menos como educador en el marco institucional de la Escuela Pública. Si nos remontamos a Aristóteles, no es que se haya anticipado a nuestros tiempos actuales sino que en realidad no
En los medios de difusión últimamente se tocan temas de lo político y de la política, intentaría compartir algunos conceptos interesantes para difundir al menos como educador en el marco institucional de la Escuela Pública.
Si nos remontamos a Aristóteles, no es que se haya anticipado a nuestros tiempos actuales sino que en realidad no se ha logrado recoger el legado de este filósofo. Si la política es una ciencia o acaso un arte no es posible decirlo pero si deberíamos diferenciar lo político de la política partidaria.
Todo estado consiste en una asociación y toda asociación se forma siempre con miras hacía algún bien. Resulta evidente que el hombre es un ser social. Platón, discípulo de Sócrates, continúo la tarea del maestro, de modo que se preguntó en su momento, como seguramente lo hicieron los hombres en todas las épocas, como hacer para vivir mejor, ser más feliz o cómo hacer para que la vida tenga sentido. Platón respondió que habría que restituir el ideal de la polis ideal. La políteia, la llamaban los griegos, la teoría de la polis, de donde viene el vocablo “política”. Ella está íntimamente a la paideia, es decir a la educación. De allí el termino paid-agogia, “pedagogía” que significa conducir al niño de la mano y enseñarle el camino de la vida. Política y pedagogía son, acerca de los gobiernos y los gobernantes, ramas de una raíz común.
Recapitulando en el libro “La Filosofía” una invitación a pensar de (Jaime Barylko), en la sociedad ideal, los que saben – vivir, gobernarse – son los mejores. Los mejores (en griego, aristoi) son los sabios, saber vivir es saber gobernarse, dominar las pasiones transitorias en busca de verdades trascendentes. Jaime Barylko a quien tuve la oportunidad de conocer y escuchar en charlas manifestaba que la gente “no piensa y repite” preconceptos aprendidos en la tele, la radio, diarios, educación y la familia. Debemos tener un pensamiento propio, no impuesto, poniendo en duda muchas verdades que no lo son. Repetimos frases, ideas, conceptos que leemos por ahí borrando los roles que son importantes. El deber cae en el desuso por eso importa la práctica de la libertad y no en caer en ese mar del dígame la receta, adonde voy, como me visto o que tengo que decir.
Por lo tanto la política se manifiesta en actividades o determinadas acciones humanas individuales y sociales que impulsan un proyecto, siendo el pueblo su sujeto activo que ocurre en un proceso. Lo político es ni más ni menos que la vida política haciéndonos distinguir lo político de lo que no lo es, que sería algo apolítico. Foucault cuando hablaba de poder decía que es el ordenamiento, de la lucha, de clases, de razas, de naciones, no pudiendo ir de la ideología a la práctica ni de la práctica a la ideología. El poder consiste fundamentalmente en manejar conductas. En términos de dominación dominarse es condición para ejercer la política, como sucede con los griegos, si uno quiere ser político y quiere gobernar a los otros tiene que gobernarse a sí mismo. Gobierno viene del griego Kubernao, que es navegar, de aquí viene navegar, como manejar una nave. Las formaciones del saber requieren que se tomen en consideración además de las prácticas discursivas las no discursivas. Foucault no se preguntaba ¿Qué es el poder? Sino ¿Cómo funciona?
En los marcos institucionales los estudios epistemológicos permiten reconsiderar las relaciones existentes entre saber y poder. En general y en relación con las formas de pensar la educación en las distintas épocas, se ha considerado a lo político como fuera de la esfera del campo educativo. En efecto, el discurso más difundido acerca de este tema ha sido aquel que negaba la importancia de los análisis políticos y reducía este campo a la participación pública en agrupaciones partidarias. En consecuencia, partimos de pensar que como actores de esa lucha de intereses, siempre, lo sepamos o no, estamos ejerciendo una posición política o sea una posición que de acuerdo a reglas pretende conquistar, negar o ejercer el poder. Un campo dentro de otros campos de la vida social independiente de ellos.
Una de las cuestiones interesantes es formalizar nuestro saber necesitando escribir para que nuestras prácticas se enriquezcan, diferenciando lo político de la política en cuestiones de política educativa con política partidaria. De este modo estaremos fortaleciendo y profundizando nuestras prácticas democráticas y participativas. El entusiasmo como la creatividad son interesantes conceptos para analizarlos también sin prácticas que naturalicen.
Docente Raúl Oscar Martínez
DNI 14.514.581
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