Pascual Mammoliti: «Estoy preocupado por la actitud de algunos propietarios y vecinos».

A raíz de la nota que publicáramos tiempo atrás, en la que la Sra. Joannie López Pueyrredón expresó su preocupación sobre la construcción de un canal aliviador hacia el Río Quequén para desagotar la Laguna La Salada, se comunicó telefónicamente con La Dulce Digital, el Sr. Pascual Mamolitti, uno de los afectados al recibir agua de nuestra localidad y de varios campos vecinos en su propiedad.

laguna la salada

En dicha conversación telefónica, el Sr. Pascual Mammoliti, expresó su malestar ante la indiferencia que observa en los habitantes de La Dulce con el crecimiento constante que sufre la Laguna La Salada, causado por el agua que recibe a través de las distintas obras de canalización que hay en nuestra localidad y la zona y de parte de campos vecinos a dicha laguna.

Con respecto a la Laguna La Salada, podemos decir que históricamente su superficie era de aproximadamente 600 hectáreas, pero desde hace un buen tiempo, debido a los canales de desagüe realizados, su superficie es mayor a las 1000 hectáreas. También podemos afirmar, que ha crecido tres metros en su altura, esto queda al descubierto al observar construcciones que había en sus márgenes y han quedado tapadas por el agua.

Esto también ha ocasionado la pérdida no solo de superficie cultivable, sino también la pérdida de montes linderos a la laguna, ya que el oleaje que produce la misma, da de lleno contra la plantación y le remueve la tierra hasta derribarlos.

En la comunicación telefónica mencionada anteriormente, le expresé al Sr. Mammoliti que a mi entender, no se trataba de indiferencia, sino de falta de información, ya que quien suscribe, entiende que no todos los habitantes de La Dulce, estamos enterados de la relación que existe entre la Laguna y el pueblo. Al respecto señaló que el crecimiento de la Laguna, interfiere directamente en las napas y por tal motivo es que en nuestra localidad los sótanos están con agua, y lo mismo ocurrirá con los silos de cereales o los pozos sumideros.

En el día de ayer, recibimos un email del Sr. Mammoliti donde expresa lo siguiente:

 «Tal cual lo hablamos telefónicamente, la localidad de La Dulce está relacionada con el campo, la mayoría de sus habitantes trabajan en los campos como productores, tamberos, peones, veterinarios, agrónomos , etc. que no se den cuenta de lo que pasa con la Laguna, no es creíble.

Tampoco es creíble que desconozcan que el desagüe ejecutado  durante el gobierno del Dr. Municoy recoge agua del pueblo y mediante una bomba elevan agua y la mandan a la Laguna.

¿No van a la plaza?, ¿No pasan cerca? Si lo hicieran se darían cuenta que también otra bomba eleva agua y la manda a la Laguna.

Cuando transitan los alrededores de la ciudad: no se dieron cuenta que los canales deberían conducir para otro lado, para el Arroyo Reserva y no para el casco de La Dulce.

Bueno, los canales no funcionaron.

El criterio: “salvemos el casco”, hagamos canales contrapendiente y mandemos a la Laguna.

Los que están relacionados con el campo, ¿No notaron que en algunos predios bajos, desaparecieron pequeñas lagunas? ¿Y que desde hace seis meses, llueva o no llueva, sigue entrando agua a la Laguna?

No es creíble que desconozcan como usted supone.

la salada 2La Señora Pueyrredón, que estudió los problemas del agua, manifestó que recibimos agua de Tandil, de campos arriba, etc.

¿No se dieron cuenta que esa agua la recibe la Laguna?

Para terminar: la Laguna es cuenca cerrada. Es como si fuera un plato sopero, si no me tomo la sopa o la tiro, no se vacía el plato.

Esta cuenca cerrada con la recepción de cursos naturales de agua (no conducidos) fluctúa su nivel y con el único desagote por evaporación no tiene problema. No puede recibir agua de todos lados, la evaporación no es suficiente.

Volviendo al ejemplo de la sopa, si no la toman (evaporación) la tiene que arrojar a la calle, al río, al mar o a donde sea.

Particularmente estoy preocupado por la actitud de algunos propietarios y vecinos porque no entiendo el egoísmo y la indiferencia. Si no fuera por mi hijo y mi nuera que me frenan, yo ya hubiera tomado cartas en el asunto y taponado todas las entradas de agua para salvaguardar mi patrimonio».

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