Pepe Romeo. «Soy un agradecido de la vida».
Tras haber trabajado cuarenta y cuatro años en La Dulce Cooperativa de Seguros, da clases de ajedrez a niños y jóvenes de nuestra localidad.
Parado. Firme. Observa a los niños y los corrige. Lo escuchan con mucha atención y le preguntan: ¿Esta pieza mueve así? Después de un rato camina alrededor de la larga mesa con todos los tableros desplegados y las piezas dispersas. Lo vuelven a consultar. Una y otra vez. Se inclina y hace una jugada. Así, Pablo José Romeo «Pepe», pasa una hora enseñando a niños de nuestra localidad a jugar al ajedrez. Termina la hora, se despide de sus alumnos con un cariñoso beso y les convida un caramelo. Luego junta los tableros, las piezas en su caja y ordena las sillas.
«La iniciativa de darle clases a los chicos surgió espontáneamente», cuenta «Estaba acá en Fundación y encontré unos jovencitos jugando con juegos de mesa y les pregunté si sabían jugar ajedrez. Y así surgió. Las chicas de la administración me escucharon hablando con los chicos y me lo propusieron y bueno, dije, si hay interés…
«Desde joven empecé a hacer los movimientos de las piezas, cuando fui al colegio en San José en Tandil también se practicaba», recuerda «de ahí surgió y acá seguimos». Con las clases «arrancamos el miércoles pasado con nueve chicos y hoy ya eran doce», dice con entusiasmo y agrega: «algunos me avisaron que no podían venir, pero se va incrementando. También vamos a iniciar clases para damas. Son mujeres que habían aprendido a jugar, después no lo hicieron más y ahora quieren reiniciar esa actividad. Estoy muy contento de poder entretenerme y de poder brindar mis conocimientos de este juego tan apasionante como el ajedrez».
Pepe Romeo trabajó durante cuarenta y cuatro años y cuatro meses en La Dulce Cooperativa de Seguros. «Si hubiera podido elegir, seguiría trabajando», añade nostalgioso, «igual voy todos los días a la Cooperativa, no trabajando porque no hay actividad para mi, pero voy todos los días, a estar, a tomar un mate con los compañeros, a charlar de fútbol, converso con socios de la Cooperativa, que los conozco de años y con los cuales hemos entablado una muy linda relación. Hoy, casualmente me encontré con uno que hacía mucho no lo veía, y todo eso es muy grato».
Su vida dentro de la Cooperativa.
«En estos cuarenta y cuatro años, tuve la suerte de iniciar sucursales. Tanto la de Pergamino como la de Crespo, en Entre Ríos, que para mí fue una satisfacción personal y de trabajo muy grande. La cooperativa forma parte de mi vida. Hay socios con los que actualmente me visito.Y esa amistad se formó gracias a la Cooperativa. Nos llamamos por teléfono, saber de las familias».
«Soy un agradecido de la vida», afirma «tengo dos nietas que vienen a practicar ajedrez conmigo, son dos alumnas más, pero son mis nietas que vienen a estar conmigo y los hijos de varios amigos. Esto me mantiene ocupado y activo», finaliza, mientras invita a quienes quieran sumarse a las clases, todos los miércoles a las 17.00 para niños y adolescentes y los jueves a las 17.00 a mujeres.
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