EL CAMPO DEBE MOVILIZARSE DE MANERA INTELIGENTE, PERO NO PARAR.
Editorial de Sendero Regional de esta semana.
El próximo viernes 17 de julio, agobiados por la actual situación imperante en el sector agropecuario, se realizara una movilización en todo el país bajo el lema “No maten al campo”, fecha en concordancia con el séptimo aniversario de la resolución 125.
Esta movilización gremial encuentra su génesis en una determinada situación económica y social, en la cual los ingresos, por la producción y comercialización de sus productos, han caído en términos reales a pisos históricos. Todo esto producto de un marcado intervencionismo en los mercados de trigo y maíz, altos niveles de retenciones a todos los granos y sus derivados, fuerte retraso cambiario (actualmente del orden de 100 por ciento), políticas discrecionales de manejo de las exportaciones a través de los ROE, retrasos de más de 300 días (casi un año la plata retenida) en la devolución del IVA en las ventas de grano y, por sobre todas las cosas, llevar adelante una constante lógica de marginación, humillación, maltrato y enfrentamiento.
Haciendo un parangón, igual situación sufren los sueldos de los trabajadores de la mayoría de los sectores económicos de nuestro país, que han quedado desfasados producto de la inflación y la falta de reglas claras a la hora de negociar paritarias.
Los entidades gremiales han adoptado como metodología de reclamo, una incesante cadena de paros, que en muchos casos terminan afectando al resto de la sociedad, que pasa a ser el “pato de la boda” y que finalmente consigue pocos beneficios.
Desde esta columna no se pretende cuestionar, en absoluto, el derecho que tienen los distintos trabajadores y sectores laborales del país a expresar sus demandas y disconformidades, ya sea por los insuficientes salarios que perciben o por la condiciones en las que trabajan, incluyendo la infraestructura, en especial la de los edificios escolares, en el caso de las protestas de los docentes.
Sin embargo, sí hay que expresar las molestias e injusticias que generan las constantes medidas de fuerza, cuando empiezan a afectar el derecho de los demás e incluso su vida diaria.
Ante esta situación, hay miles de familias que están haciendo el esfuerzo económico y personal para que sus hijos reciban una educación que permita la formación en los distintos niveles y, consecuentemente, evitar una mayor desigualdad y de no hipotecar el futuro de las nuevas generaciones.
En el caso de los productores agropecuarios, comprendemos que están mal y que sus reclamos son justos, sería interesante que el resto de la sociedad los acompañara más enfáticamente, para que el gobierno de respuestas efectivas. Un sentido de compromiso para con el resto, que por ahora no se ha observado.
El campo no debe caer en los cortes de rutas, caminos o calles que se han hecho comunes en los últimos años, en este caso impidiendo la libertad de moverse que tienen los ciudadanos de este país, según lo establece su Constitución.
El abuso de la herramienta del paro es a esta altura un verdadero agravio al otro, que en la mayoría de los casos también es un trabajador o un productor. Se busca presionar irrumpiendo el orden social y se consigue. Se está conspirando contra el desarrollo cultural, educativo, económico y social de todo un país.
La reflexión es simple: ¿No sería más inteligente y efectivo que se buscaran otras alternativas o vías de negociación, para que el reclamo tuviera mayor validez y comprensión del resto de la comunidad?
Buscar nuevas y mejores soluciones, ahora de cara a las elecciones es el momento para poder expresarnos legalmente y con conciencia ciudadana, y no con parches permanentes, que lo único que logran es acentuar las divergencias de la sociedad y hacen que se profundice el todos contra todos.
En la actualidad se conjugan el abuso de las protestas con la actitud discrecional del Estado, generando una situación de desorden, angustia e injusticia social.
Para cerrar, en esta situación cobra mayor vigencia aquella frase que dice “el derecho de uno finaliza donde empieza el del otro”, algo que lamentablemente está muy lejos de aplicarse en los convulsionados tiempo que nos tocan vivir.
CARLOS LABORANTI
Director Ejecutivo.
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Ciertamente la única protesta efectiva es el PARO, que de seguir así la situación indefectiblemente se producirá de hecho y seria mas grave que hoy hacer un cese total de comercialización por 30 días, no podemos olvidar que las cereal eras y exportadores hacen su negocio de concentración apelando a los recursos más bajos; no se trata de ser buenos, correctos u honorable esto es la selva y la única fuerza del campo es demostrar que las cosas no nacen en la góndola hay mucho esfuerzo, riesgos, capital y trabajo a la intemperie para el disfrute de la ciudad. No tenemos que ser exclavos de la ciudad. Esto es simple cuando falta se valora. Hambre no vamos a pasar hay que parar o se parara solo y será más difícil volver a poner todo en marcha. Para muestra basta un botón 30 días sin comercialización.