POLÍTICA CON VALORES Y DESARROLLO SUSTENTABLE.

Nota editorial de Sendero Regional.

editorialHan pasado más de treinta años de gobiernos constitucionales y las elecciones generales del 25 de octubre, han producido la consolidación del sistema democrático en nuestro país, mostrando una clara ola de cambio.
Si se quiere cambiar el rumbo del país de manera sustentable, es necesario que nos repensemos como país en evolución permanente, para ello no hace falta recetas mágicas, hace falta política con valores y desarrollo sustentable.
Entre estos lunares, tan inentendibles como injustos, aparece la sobredimensión que ha alcanzado el Estado en todos sus niveles. Una gigantesca y creciente estructura que agobia al resto de la sociedad y que cada vez cuesta más mantener.
En tal enorme aparato, surgen algunas paradojas que tienen que ver con los abultados sueldos que reciben quienes ocupan cargos públicos de la mayoría de los escalafones, en comparación con los que perciben directores, profesionales, técnicos, y todo el conjunto de colaboradores de la actividad privada, que se han preparado años y años para cumplir una eficiente tarea.
Es de todos los días escuchar a gran parte de nuestra sociedad decir, que parte de la clase política busca asegurarse un bienestar económico, en muchos casos sin demasiado esfuerzo o invisible al resto de los ciudadanos. Y que están allí por cuestiones de amiguismo o el pago de favores. También resulta muy común que, así como en general se revierte la política del gobernante antecesor, en muchos casos anulando logros positivos, la llegada de un nuevo gobierno significa la incorporación a la planta de empleados o funcionarios de una legión de personas. Estas se suman a quienes llegaron en la anterior etapa y la “bola” de salarios a pagar se hace cada vez más grande.
En un análisis sin demasiada profundidad, surge nítidamente la sobredimensión del Estado, ya sea con la colosal estructura de dependencias y por ende miles de cargos a lo largo del territorio nacional.
Eso conlleva un despilfarro del dinero que con mucho esfuerzo proveen los contribuyentes, sobre todo los componentes de las castigadas clases trabajadoras.
Hace falta poder establecer reglas claras, procedimientos de administración que no se tiñan de contenidos políticos, con eficiencia y racionalidad económica a la hora de tomar decisiones que afecten el erario público. Hoy más que nunca necesitamos “política con valores y una dirección con administración” que permita el desarrollo sustentable.
Esta es una de las regla base para mantener sólidas las columnas económicas y sociales de una nación sustentable.
Este es el camino que debemos elegir para que no llegue el día en el que este sistema de superpoblación de cargos públicos sea insostenible y termine condenando el futuro de varias generaciones.

CARLOS LABORANTI
Director Ejecutivo

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