El huracán Matthew en primera persona: «Rehenes en un hotel 4 estrellas».

El trabajo del periodista dulcense Esteban Mikkelsen para Diario Clarín.

esteban-mikkelsenHuracán Matthew. Un periodista de Clarín cuenta su viaje a Miami en medio de la tormenta que atemoriza a toda Florida.

Rehenes en un hotel 4 estrellas. Así estamos en Miami un grupo de cinco periodistas (dos de Argentina, dos de España y uno de Brasil; tres mujeres y dos hombres) que llegamos el lunes pasado para escribir una nota -sin apuro, con sol y pileta por momentos, mar y arena, bellezas por doquier- para conocer el costado “accesible” de la ciudad más latina de los Estados Unidos, adonde hablan más en español que en inglés, adonde se le dice “Miami”, adonde la Y “argenta” se convierte en una “i”, adonde lo principal es pasarla bien y divertirse.

Luis, el coordinador del grupo, de Recoleta, no parece muy preocupado por la tormenta. La mayoría de nosotros, tampoco, al menos por ahora. Pero se espera que se sienta con fuerza por la noche y en algunos el susto se disimula. Eso sí, ninguno va a ganar el Oscar.

En estos días de mucho calor (30 grados) recorrimos el novedoso barrio de los murales, Winwood, Little Havana, Bayside (donde están los barquitos y una zona comercial en la costa), Miami Beach. Allí pasamos por lugares históricos como la casa de Gianni Versace, el célebre diseñador italiano asesinado a los 50 años, el 15 de enero de 1997, en Ocean Drive, donde ahora funciona un restorán.

Yo de vientos algo sé, porque vengo de Necochea, aunque hay algo de mito en eso. Pero nunca esperé que una relajada estadía en Miami iba a terminar con un huracán en mi ventana. Igual, muchos lugareños con lo que he hablado se lo toman con una fiesta. Se van a juntar en sus casas a tomar y a comer, a jugar a las cartas, y a esperar lo que se venga.

Primero estuvimos alojados en el Hotel Atton Brickel Miami, que fue inaugurado el 1° de julio y es de capitales chilenos. Costó 80 millones de dólares (tiene 275 habitaciones en 12 pisos) y aspira a convertirse en un 4 o 5 estrellas. Es el barrio donde está el corazón financiero de Miami, en el que muchos ya eligen vivir. La piscina en la terraza tiene vista al Parque Simpson. Por ahí pasa el tren. Tiene dos vistas: el mar al sureste y el imponente estadio de béisbol de los Marlins al noroeste.

Hoy nos mudamos al EB Hotel Miami, un exclusivo de 4 estrellas en la zona del aeropuerto. Tiene ocupadas 127 de sus 133 habitaciones. Y no es temporada alta. Muchos huéspedes tuvieron que quedarse porque se suspendieron los vuelos para hoy y mañana. El chofer, William, el puertorriqueño afable y cara de bueno que nos trajo, fue el único que trabajó hoy. Y tienen más de 60 vehículos.

Por ahora, desde la ventana solo se ven nubes negras y gotas. Como anoche, cuando comenzó la tormenta. Espero que a ninguna palmera se le ocurra entrar por compañía. En Argentina, familiares y amigos están mucho más preocupados que acá. Sobre todo después de lo que declaró el gobernador de Florida, Rick Scott, alertara: “Váyanse, la tormenta los matará”. Por ahora, eso mete más miedo que lo que está pasando en realidad en Miami. Por ahora.

 

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