Colesterol, Triglicéridos y Alimentación.
Qué son las Dislipemias y cómo actuar frente a ellas.
Las Dislipemias son un conjunto de patologías que se caracterizan por alteraciones de los lípidos (grasas) sanguíneos. Es un término genérico para denominar cualquier situación clínica en la cual existen concentraciones anormales de Colesterol total (Col-Total), HDL colesterol (HDL-Col), LDL colesterol (LDL-Col) y Triglicéridos (TG).
El transporte plasmático de colesterol y triglicéridos está a cargo de lo que se llaman “lipoproteínas”. Estas son: LDL (de aquí el colesterol LDL conocido como “colesterol malo” ya que las LDL lo transportan hacia los tejidos pudiendo generar riesgos, principalmente coronarios), HDL (de aquí colesterol HDL conocido como “colesterol bueno” ya que actúan como recolectores de basura llevando el colesterol de los tejidos hacia el hígado donde se elimina del cuerpo) y una intermedia llamada VLDL.
Por su parte, los triglicéridos tienden a disminuir los valores del colesterol bueno y además generan una modificación en las LDL, volviéndolas más peligrosas
Los niveles de colesterol en sangre y su metabolismo están determinados, en parte, por factores genéticos y en parte, por factores adquiridos, tales como las características de la alimentación, el balance calórico y el nivel de actividad física.
Conductas adecuadas frente a Dislipemias.
Una modificación en el estilo de vida (hábitos de alimentación saludables, control del peso, actividad física diaria) es un factor imprescindible en el manejo de estas patologías.
En este apartado vamos a nombrar aquellos alimentos que generan un cambio positivo en el perfil lipídico y que por la tanto es importante incorporarlos en la alimentación diaria.
-Frutas y verduras (preferentemente con cáscara)
-Cereales integrales (es decir, con su cáscara o salvado) y salvados de cereales (salvado de trigo, salvado de avena)
-Legumbres
Las fibras contenidas en estos alimentos son un gran aliado para el tratamiento de las dislipemias.
-Semillas preferentemente sin salar (chía, lino, girasol, sésamo, canola) y sus aceites, aceite de oliva, frutos secos, pescados y sus aceites como atún, caballa, sardina, salmón, arenque, gatuzo: Sus ácidos grasos ayudan a mejorar los niveles de colesterol, disminuyendo los valores de LDL y mejorando el perfil de HDL. Además ayudan a reducir los triglicéridos plasmáticos.
Los llamados ácidos grasos esenciales son aquellos que el organismo no puede producir y son los Linolénico (Omega 3) y Linoléico (Omega 6). Deben incluirse sí o sí a través de los alimentos. Actualmente existen en el mercado comprimidos o aceites de omega 3 que ayudan a aquellas personas que no tienen el hábito de consumir diariamente fuentes naturales en cantidades adecuadas.
Por otro lado, los azúcares simples (azúcar común, bebidas azucaradas, golosinas, productos industrializados con altas dosis de azúcar, miel, mermeladas) así como el alcohol y el tabaco aumentan la producción hepática de triglicéridos. Por eso es conveniente reducir su consumo.
Como siempre mencionamos, la adopción de conductas saludables de por vida contribuyen a mantener un buen estado de salud en general, previniendo o retrasando la aparición de diferentes patologías. En este sentido, estar lo más alejados posible de alimentos industrializados es una muy buena elección. De esta manera estamos alejados de sustancias dañinas como sodio, grasas, azúcares y químicos.
María José Arano – Lic. En Nutrición (UBA) MN: 5599 MP: 2737
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