En general no acostumbro a escribir obituarios. Creo que todos somos importantes para nuestras familias y todos hemos hecho algo merecedor de reconocimiento.
Pero algunas veces me sucedió que fallecía alguna persona que había trabajado por nuestra localidad, que se había ganado el respeto de todos, que había dado su tiempo para mejorar la vida de otros desinteresadamente y ahí era cuando recibía un llamado de mi querida Joanie, sugiriendome que una personalidad se esa talla, merecía un reconocimiento. Y varias veces se encargaba ella misma de escribirlo, pidiendo su debido permiso y siempre que yo estuviera de acuerdo.
¿Y quien podía decirle que no a esta bella dama, que pedía todo con una sonrisa? Que mejoraba el mundo mejorando su aldea, que daba su tiempo y también dinero para mejorar un pueblo donde nunca vivió, pero que la recibió durante toda su vida, desde que decidió formar su familia con su amado Alejandro.
Participó y llevó adelante proyectos para que en nuestra localidad hubiera un jardín de infantes y un colegio secundario. Colaboró infinidad de veces con la Unidad Sanitaria y con tantas otras instituciones. Fue profesora de Inglés y de hockey en el secundario ad honorem.¿Quien haría hoy algo así?

Dejar tantas cosas de lado solo por la firme convicción de que la educación es algo fundamental para la vida. La única herramienta que nos hace libres. Ella lo creía, lo sostenía y lo plasmaba con hechos concretos. Sin palabrería, solo con acciones.

Integró hasta sus últimos días el Grupo de Mujeres del Campo del Partido de Necochea, donde quedará su impronta grabada por siempre.

Dueña de una educación, amabilidad, cultura, respeto y cordialidad difíciles de encontrar.
Amante y respetuosa de la naturaleza. Enamorada del agua. Estudiosa. Deportista. Cuidadosa del medio ambiente. Preocupada por las personas que la rodeaban. Curiosa. Interesada en el futuro y en los proyectos de las instituciones.  Una mujer ejemplar por donde se la mire.

Particularmente voy a extrañar sus llamados telefónicos y sus reclamos por una visita. Sus emails y sus preocupaciones. Sus llamados cuando algo publicado le preocupaba y se ponía a disposición para encontrar una solución.
Deja en muchos de nosotros muchas enseñanzas.

Seguramente ha participado y trabajado en muchas más acciones solidarias por lo que pido disculpas por las omisiones.

Voy a cerrar los ojos e imaginar su voz diciendo lo que varias veces me dijo:  «Ella fue muy importante para nuestro pueblo, ¿no te parece que tendríamos que escribir algo?»

Hasta siempre Joanie querida. Y muchas gracias.