Es patético y lamentable lo que estamos viviendo en La Dulce. Hoy otra vez ocurrió un accidente y otra vez quedó al desnudo la falta de médicos en la localidad. Otra vez hubo que recurrir a la ambulancia de Juan N. Fernández y a su médico para el traslado de los pacientes accidentados en Cruce de La Dulce.

Otra vez hay que agradecer que no fue tan grave. Otra vez nos conformamos con que por lo menos estaba esta otra opción. Estamos a la buena de Dios, que como todos decimos, es Argentino y que pareciera que por estos días atiende en La Dulce, porque estamos teniendo suerte. Solo suerte, respuestas, ninguna.

No tenemos médico, no llega el arreglo del techo de la Unidad Sanitaria (llegan noticias de licitaciones y bla bla bla, pero en concreto, nada). ¿El matadero? Nada ¿El Poli, que el Intendente pidió que se abriera? Nada ¿Los arreglos de las calles? Nada. Los nichos en el cementerio? Nada. Y la dársena? Si, la dársena que el Intendendente Rojas dijo en conferencia de prensa que iba a gestionar para que se hiciera junto con el arreglo de la Ruta 85? Nada de nada. Y como frutilla del postre, las cloacas. Con partida asignada y todo. Casi casi como el techo de la Unidad Sanitaria.

Hace años que no nos llega nada. La úlitma obra que llegó, fue el canal de desagüe para evitar que el pueblo se inunde. Fuera de eso, nada. Estamos cada vez peor. Pasamos de ser un pueblo pujante, admirado por todos, a ser un pueblo cómodo. Conformista. Hace años que no tenemos una cuadra nueva de asfalto. Un barrio. Ni hablar de puestos de trabajo. Y así estamos, viendo cómo los jóvenes se van, cómo los viejos se tienen que arreglar solos frente a todas las falencias que estamos teniendo, porque al final, el estado, tanto no te cuida. Te tenes que arreglar solo o como puedas. O esperar que alguien te de una mano. Y así vamos, caminando por la cornisa, mirando para arriba para que no nos de impresión.

Mañana asume funciones Miguel Farías como nuevo delegado. Esperemos que tenga una buena gestión, que sea escuchado por las autoridades y que nos llegue lo que nos corresponde. No pedimos nada más.