Con las lluvias de los últimos días, queda al descubierto la falta de mantenimiento de las rutas, que presentan baches, acumulación de agua y falta de señalización.

La Ruta Provincial 86 es una de ellas. Días pasados, publicamos el accidente que tuvo como protagonista a un camionero de nuestra localidad, a quien se le desprendió y volcó el acoplado tolva, justamente cuando se encontró con agua en sobre la calzada. Fue ahí que en las redes sociales, los lectores se mostraron indignados por el estado de la ruta, la falta de mantenimiento, sumado al valor de los impuestos.

Anoche, a pedido de una vecina, alertábamos a través de nuestras redes sociales, que los usuarios viales circulen con precaución, sobre todo en el Km 55, zona conocida como «alteo», por los peligrosos  baches que hay en el lugar. Ahí también se expresaron los lectores sobre el mal estado en general de toda la ruta.

La Ruta 85 o acceso a nuestra localidad, también provincial, nuevamente presenta tramos con baches y roturas. Si bien esta ruta fue reparada hace poco tiempo, se repararon sólo los planchones rotos. Ahora, los nuevos están sanos pero los viejos comienzan a romperse, lógicamente. Tuvimos una ruta sana sólo por unos meses.

Siempre es recomendable circular con precaución y cumpliendo todas las normas de tránsito. Pero las rutas deben estar en buen estado. El gobierno de turno debe velar por la seguridad de los usuarios viales. Las rutas son angostas y los vehículos que circulan son grandes. Camiones y herramientas agrícolas de grandes dimensiones y las rutas que no acompañan ese crecimiento tecnológico, son el condimento ideal para el desastre.

La tecnología y el diseño de los camiones y las maquinarias agrícolas, deben transitar estas rutas prácticamente obsoletas por sus dimensiones y el mal estado y con banquinas con pastizales que tampoco sirven como lugar de detención o de vía de escape en caso de emergencia.

En ésta época, al trabajo de cosecha, que implica mayor cantidad de transportistas en la ruta, se le suma el turismo. La falta de previsión y de consideración de parte del estado, hacen que las rutas sean escenarios recurrentes de accidentes y la mayoría de las veces, se señala al propio automovilista por su imprudencia, sin nombrar el estado deplorable de las rutas, que en un gran porcentaje tiene algún grado de responsabilidad.