Diario de viajeros. Vero y Nacho. Atracciones
Cerca de donde estamos se encuentran dos atracciones que visitamos en más de una oportunidad, a veces para tomar mate, o simplemente para alejarnos de los lugares comunes donde estamos a menudo. Uno es Playita Resort que, como indica su nombre, es una pequeña playa a la que se llega luego de caminar hasta el
Cerca de donde
estamos se
encuentran dos
atracciones que
visitamos en más
de una oportunidad,
a veces para tomar
mate, o simplemente
para alejarnos de los
lugares comunes
donde estamos a
menudo.
Uno es Playita Resort que, como indica
su nombre, es una pequeña playa a la que se llega luego de caminar hasta el final
de la costa para luego transitar un sendero con frondosos árboles. El encanto de
este lugar es su arena blanca, su mar quieto y las aves exóticas que allí se pueden ver.
El anexo “resort” es porque construyeron un espacio de alojamiento con restaurant
para poder quedarse a descansar en un silencio paradisíaco. De todas formas, lo de
“resort” es una grandilocuencia lingüística, ya que sólo hay un par de casitas de
una precaria construcción.
El otro atractivo son unas pequeñas cascadas, a las
que se llega luego de caminar veinte minutos sobre un
camino que conduce hacia el interior de la selva y que
es de difícil andar, porque por momentos se vuelve
precipitoso, muy empinado y resbaloso.
Como decía, hemos ido a estos lugares, a veces de
mañana a veces de tarde, para estar solos un rato,
para volcarnos a la lectura y para matear con la
complicidad del agua, los árboles y el quejido
inconfundible de los monos
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