Patente argentina para el proyecto de tolerancia a la sequía

La Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el CONICET, con la gestión de licencia de Bioceres, obtuvieron la aprobación de la patente argentina para el desarrollo tecnológico que permite obtener plantas tolerantes a sequía y salinidad. Este nuevo registro de propiedad intelectual deviene de un trabajo de investigación que, desde hace casi de dos décadas,

La Universidad
Nacional del Litoral
(UNL) y el CONICET,
con la gestión de
licencia de Bioceres,
obtuvieron la
aprobación de la
patente argentina
para el desarrollo tecnológico que permite obtener plantas tolerantes a sequía
y salinidad.
Este nuevo registro de propiedad intelectual deviene de un trabajo de
investigación que, desde hace casi de dos décadas, llevan adelante los
científicos de la casa de estudios.
Los investigadores obtuvieron plantas transgénicas capaces de tolerar
condiciones de sequía y salinidad; en otras palabras, capaces de sobrevivir
en condiciones muy desfavorables.
La falta de agua y el exceso de sales son factores que afectan a las plantas:
en lenguaje biológico, las “estresan”. Para hacer frente a estas agresiones,
han adquirido mecanismos de adaptación que son más o menos efectivos,
según la especie.
Uno de esos mecanismos está regulado por un gen de girasol que aislaron
investigadores del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL). El gen
fue introducido como transgén en plantas que se utilizan como modelos
experimentales. El resultado fue una nueva planta, con su estructura
genética modificada, capaz de soportar algunas de las peores agresiones
que sufren, por ejemplo, los cultivos extensivos.
El equipo viene trabajando en la genética del desarrollo de girasol desde
hace años. De hecho, el primer gen que aislaron (y patentaron como
herramienta biotecnológica) fue el HaHB4, que confiere a las plantas
tolerancia a la sequía, la salinidad y el ataque de insectos herbívoros.
Posteriormente, el desafío fue trasladar el trabajo a soja, maíz y trigo,
cultivos genéticamente muy distintos. Actualmente se está evaluando
esta tecnología a campo, con resultados avanzados en los tres cultivos:
trigo, soja y maíz.
“Los ensayos a campo evidencian resultados mejores que los esperados
por lo que en poco tiempo podrían llegar al mercado”, indicó Raquel Chan,
tras reseñar que el trámite hasta obtener la protección de la propiedad
intelectual en nuestro país demandó dos años más que en otros países y
siete en total. Durante los cuales el trabajo del equipo continuó a ritmo
sostenido.
El trabajo ha mostrado que las especies transformadas pueden soportar
periodos más prolongados de exposición a condiciones extremas que sus
originales sin transformar. El tiempo de sobrevida depende también de la
combinación del tipo de clima y las condiciones de suelo donde se
encuentre cada cultivo.
La tecnología en cuestión involucra la utilización de un promotor inducible
por condiciones de estrés hídrico y salino, elemento cuyo empleo queda
protegido por la patente obtenida en nuestro país, y anteriormente en Estados
Unidos, India, México y China.
Orígenes
La investigación se gestó en el ámbito de la Cátedra de Biología Celular y
Molecular de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB),
comprendida en el actual Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL),
dependiente de la UNL y el CONICET, que dirige Raquel Chan.

El equipo de inventores estuvo conformado inicialmente por Gabriela Gago,
Carlos Dezar (líder de Biología Molecular de INDEAR), Daniel González y Raquel
Chan, directora del equipo. Asimismo y para la continuación del proyecto
intervinieron otros estudiantes de doctorado e investigadores del IAL, quienes
aportaron al mejoramiento de esta tecnología. Entre ellos, cabe mencionar
al Dr. Pablo Manavella quien encontró que las plantas eran tolerantes al ataque
de insectos, hito posterior a la presentación de la patente así como a los
licenciados Agustín Arce y Matías Capella que contribuyeron con el análisis
de las secuencias, la Dra. Karina Ribichich que participó en el análisis de las
plantas de trigo y la Dra. Julieta Cabello que realizó ensayos en la cámara de
cultivo con las plantas de interés agronómico.

FUENTE: infocampo.com.ar

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