De acuerdo a un notable aumento en la temperatura del Océano Pacífico Central. Es la primera vez que se detecta el fenómeno en cinco años, ya que desde fines del 2009 ha habido un extenso período de Niña, salvando algunos cortos eventos neutrales y débiles.

Mientras El Niño consiste en el calentamiento de las aguas del Pacífico, la Niña es todo lo contrario, un enfriamiento, y sus efectos son opuestos. Los ciclos de Niño – Niña no son periódicos, es decir, no se repiten en una cantidad fija de años. Cada fenómeno puede durar entre uno a dos años hasta más de cinco. Los períodos neutrales (o de transición) suelen tener efectos menos extremos, aunque también son de menor duración.

Asociado a El Niño, se establece un patrón climático que provoca sequías y altas temperaturas en Australia y Nueva Zelanda, así como en gran parte del sudeste de Asia,  e intensas precipitaciones en América del Sur.

Tanto el Niño como la Niña tienen consecuencias a escala global, aunque de un período a otro pueden variar notablemente sus consecuencias, teniendo en cuenta también la intensidad de cada uno. Los efectos que se producen en todo el mundo están aclarados en este artículo.

¿Que significa estar en presencia de este fenómeno?
Los medios de comunicación hacen gala del dramatismo y juegan con la ignorancia de la gente, y es nuestro trabajo desmentirlos. En primer lugar, no significa que se va a acabar el mundo, ni tampoco significa que las tormentas serán cada vez mas fuertes.

En nuestro país, este fenómeno provoca un aumento de lluvias para la región central y NEA, y un déficit para el oeste y NOA. ¿Serán fuertes las lluvias? Puede estimarse si estarán por encima o por debajo de lo normal, pero no se puede afirmar a ciencia cierta. Los períodos Niño se caracterizan principalmente por el aumento en el número de eventos de mal tiempo, a causa de una circulación atmosférica que favorece el ingreso de aire desde regiones tropicales (selva Amazónica) hacia el centro del país, y al mismo tiempo son más frecuentes los pulsos de aire frío (incluso en los primeros dias de verano) provenientes de la región Antártica. La combinación de ambos factores es la que produce el tiempo severo, no hay ninguna razón mística detrás de todo esto.

¿Se sabe su intensidad?
Técnicamente, no. Aún estamos a mitad del Otoño, pero si se han comenzado a sentir sus efectos en Australia y Nueva Zelanda a causa de un período de sequía. Durante los próximos meses la circulación atmosférica mundial se irá «acomodando» en respuesta a este evento. También se espera un déficit de lluvias en el norte de Brasil y en Centroamérica.

La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), organismo estadounidense, publica cada mes un boletín sobre la evolución de este fenómeno, y hace unos días ha confirmado los valores publicados por el Servicio Meteorológico australiano, marcando un 90% de probabilidades de ocurrencia de el Niño.

Fuente: meteo-ambiente

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