Diario de viajeros. Vero y Nacho. «Nicaragua».

Hace pocas horas cruzamos la frontera para llegar a nuestro primer destino en Nicaragua: San Juan del Sur. Es raro ya estar en este país, al que he idealizado e imaginado durante tanto tiempo. A menudo pensaba en Managua, floreciente tras la revolución, combativa, obrera; pero también en sus tierras copadas por la United Fruit

Hace pocas
horas cruzamos
la frontera para
llegar a nuestro
primer destino
en Nicaragua:
San Juan del Sur.
Es raro ya estar
en este país, al
que he idealizado
e imaginado
durante tanto tiempo.
A menudo pensaba en Managua, floreciente tras la revolución, combativa,
obrera; pero también en sus tierras copadas por la United Fruit Company,
dejando ver en el rostro de sus trabajadores siglos de esclavitud y desprecio.
La primera reflexión que se me vino a la cabeza cuando comenzamos a
recorrer las calles de San Juan del Sur fue sobre su arquitectura. Y Entonces
yo le decía a Vero que lo que se ve es la expresión popular. Pero, ¿qué es lo
que se ve? Casitas irregulares de diversos colores, balcones que flotan sobre
las calles y restaurantes frente al mar despintados, medio derruidos. Aquí el
capital no ha llegado con sus símbolos, con sus colores, con su estética
minimalista, con sus luces resplandecientes y con su música al palo. Y eso se
nota. Al menos aquí, y así parece ser por los que otros viajeros nos comentaron,
empieza la verdadera América profunda, la que no se le regaló a los gringos para
hacer de sus espacios spas, cinco estrellas, y negocios de lujo.
A partir de ahora, señores, estamos en Nicaragua. Decir eso encierra la
contundencia, la condensación, de aquellas líneas que arriba intenté expresar.

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