Analizaron los problemas de la cuenca del Río Quequén.
El 83% del agua del acuífero es subterránea. Napas altas a 1 o 2 metros. Joanie López Pueyrredón se refirió a la laguna La Salada y al Río Quequén.
El comportamiento de la cuenca del Río Quequén Grande, el plan de obras hidráulicas y la dinámica de su mantenimiento y las experiencias de productores de la zona, afectados por inundaciones, por el ascenso del agua y la persistencia de lagunas, fueron los temas de una jornada organizada por el Consejo Asesor Local (CAL) Necochea del INTA.
La actividad contó con la exposición de productores. Patricio Bosch, presidente de la comisión hídrica, desarrolló los trabajos que se hicieron en plena emergencia del año pasado en la zona de los arroyos: Reserva, Mendoza y Zabala. Joan López Pueyrredón se refirió al área de la laguna La Salada en La Dulce y al Río Quequén. En tanto, José Cendoya habló de la cuenca del arroyo El Moro.
El doctor en Ciencias Geológicas, Orlando Mauricio Quiroz, de la Universidad Nacional de Mar del Plata, los institutos de Geología de Costas y del Cuaternario y de Investigaciones Marinas y Costeras del Conicet, que realiza desde hace 10 años estudios y un monitoreo de la cuenca del Río Quequén, explicó que «existe un volumen muy importante de información que se tiene del comportamiento hídrico”.
Destacó que «en los análisis que realizados sobre caudal y nivel de precipitaciones a la fecha calculamos que el 94% del agua de la cuenca que se precipita es retenida y esa retención no significa que inunde sino que hay que descontar un valor de evapotranspiración que no conocemos”.
Quiroz agregó que «hay que definir este nivel para saber el volumen de agua que queda” y remarcó que «el agua de la cuenca es mucho mayor que el que sale”.
Inundaciones
En su exposición, se refirió a las causas de distintas inundaciones que hubo por: precipitaciones muy puntuales, otras por muy extendidas o aumento del nivel freático.
Orlando Mauricio Quiroz explicó que «tenemos agua que se infiltra, queda retenida y que comienza un desplazamiento continuo hacia el Océano. Ese movimiento se ve afectado por diferentes causas”.
Marcó que el agua subterránea está a muy poca profundidad, uno o dos metros en promedio, y que una ruta o una línea de ferrocarril hacen que ese recorrido cambie.
«Continuamente estamos estudiando cómo es la evolución del sistema hidrológico porque es variable, tiene una cuestión adaptativa, que cambia con el tiempo, con las costumbres de cultivos, etc”, dijo.
Quiroz señaló que están ampliando la zona de estudio a La Dulce y Lumb donde, según explicó, «parece que afloran rocas del sistema de Ventania y que cambian la hidrología de la zona. Esto hace que el Río Quequén Grande tenga esas características tan particulares, como es el cambio de dirección, la captura fluvial de su lado izquierdo, la variación química del acuífero”. Ese basamento rocoso provoca un ascenso del agua subterránea.
Trasvasamiento
Otro aspecto que destacó Quiroz fue la salinidad. «El agua que pasa mucho tiempo en el acuífero se supone que gana salinidad; mientras que el agua de lluvia tiene baja salinidad. Lo estamos viendo en las lagunas que hay en la zona de Lumb y La Dulce”, dijo.
También observó que la cuenca del Río Quequén Grande aporta en forma subterránea agua al arroyo El Moro. «No sabemos el volumen pero sí tenemos indicios por mediciones isotópicas, de conductividad eléctrica y químicas, que el agua del Quequén se está trasvasando a la cuenca del arroyo”, indicó.
Marcó que «eso causa que en la parte baja del arroyo El Moro se sufran inundaciones frecuentes y gran acumulación de agua en superficie”.
En ese sentido, observó que «nunca se había visto tanto volumen y persistencia del agua”, en algunas zonas de la cuenca del Río Quequén.
Fuente y foto: Ecos Diarios.
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