Hace apenas un par de semanas, expresamos la importancia que tenía la temporada de verano para las localidades a las que llegamos con este emprendimiento denominado Sendero Regional.
En aquella oportunidad, nos referíamos a la Costa Atlántica, a sus inmensas y bellas playas, que ofrece en Necochea, Lobería y San Cayetano.
Pero la oferta turística de nuestra zona, a la hora de hablar de disfrutar del día en familia y poder refrescarse, no se agota en los mencionados balnearios, sino que hay un lugar de una belleza increíble, enclavado en la ribera del Río Quequén.
Se trata del Balneario Puente Blanco, que verano tras verano, recibe a cientos de familias que lo eligen para disfrutar de su frondosa arboleda, lugares de mucha sombra, fogones y fundamentalmente, de un refrescante baño en el río.
Allí se encuentran sonidos, colores, olores y todo aquello que la naturaleza viva nos puede brindar, un lugar único que permite disfrutar un mural vivo y natural.
Este histórico balneario, fue creado allá por la década del cuarenta, por iniciativa de Jose Werndl, que era miembro de la Sociedad de Fomento y amante de vida al aire libre en general y del río en particular. Y en esto de correr la cortina histórica de este paradisíaco lugar, no puedo dejar de recordar los largos chapuzones que siempre se permitía don Osvaldo Tamargo, conocido dirigente radical.
Fue aquel visionario vecino el encargado de plantar y cuidar todo el monte, que hoy en día da sombra y forma parte del increíble paisaje del lugar.
El Balneario Puente Blanco cuenta con espacios para acampar, baños públicos, parrillas, salón comedor, servicio de cantina y guardavidas, todas cuestiones fundamentales para garantizar la seguridad y un día placentero.
Desde su fundación, el lugar pertenece a la Sociedad de Fomento, que con mucho trabajo, mantiene el lugar muy cuidado y prolijo, y lo da en concesión a quienes quieres explotar la temporada.
Si bien nadie negará los atractivos que las playas junto al mar ofrecen, también es verdad que Puente Blanco brinda algunos beneficios a las comunidades, principalmente, de La Dulce, Juan N. Fernández y Claraz, que son las que más lo utilizan.
Los vecinos de estas localidades, se ahorran unos cuántos kilómetros respecto de las playas necochenses, el balneario San Cayetano o Arenas Verdes, y además, allí se aseguran un lugar de más intimidad, no tan multitudinario y en general, estar rodeado de gente conocida.
Todos los veranos, Puente Blanco recibe a muchos fernandenses y dulcenses, pero no es nada extraño encontrase también con gente de Benito Juárez, Tandil, Lobería y hasta Mar del Plata, por más increíble que a alguien pueda parecerle.
Es que cuando gran parte del país se “muda” a La Feliz, sus habitantes buscan alejarse del gran ruido, y el Balneario Puente Blanco aparece como una gran opción para encontrar tranquilidad en un espacio familiar donde se puede disfrutar de la pesca o un paseo en kayak.
También es habitual que el lugar tenga sus días de más concurrencia en aquellas jornadas que no se presentan ideales para la playa, puesto que el reparo de las plantas hacen que el viento no se sienta tanto, y es por eso que también suelen visitarlo turistas de lugares alejados que se encuentran en Necochea y, enterados de la existencia de este lugar, optan por conocerlo.
La temporada ya está en marcha y el tiempo viene acompañando. Para pasarla bien y disfrutar en familia, Puente Blanco es una excelente opción.

CARLOS LABORANTI
Director Ejecutivo