Antonio Ciancaglini, «Negri», es un productor agropecuario de La Dulce que ha sido víctima de robos en ocho oportunidades.

En varias oportunidades hemos hecho notas con él, por distintas razones dado su activa participacón en diferentes instituciones de nuestra comunidad. También han sido varias las oportunidades en que lo en que lo entrevistamos por haber sido víctima de robos en su campo. La última vez que lo entrevistamos, ladrones entraron en su propiedad y usaron su tractor y sinfin para llevarse el girasol del silo de su vecino en un camión. Nunca tuvieron respuestas por ese hecho.

Hace 15 días también fue víctima de otro hecho en un campo sobre Ruta 86, en el que le robaron ruedas, gasoil, bomba, lonas, etc. Ahora, en la noche del viernes otra vez individuos ingresaron en su campo con al menos dos vehiculos, rompieron el candado del guardaganado y faenaron siete animales. Uno de las cuales era una vaquillona preñada. Dejaron el feto del animal junto a las vísceras de la madre.

Ciancaglini llegó a su campo el sábado por la tarde, luego de trabajar en otro establecimiento y se encontró con que habían matado y faenado siete animales de su propiedad.

Indignado, deja constancia en un vídeo, como los malvivientes dejaron tiradas las «panzas», refiriéndose a las vísceras de los animales faenados, además de una cabeza. El resto se llevaron todo. Por este motivo y por el espacio que ocupan, Ciancaglini supone que han entrado con al menos dos camionetas. «Camionetas que nadie vio» ni en actitud sospechosa y mucho menos fueron detectadas con los animales mientras los trasladaron.

Es notable la impunidad con la que transitan los caminos rurales. Una vez más, llama la antención el tiempo con el que saben que cuentan. Nadie ve nada. Además del tiempo para faenar los animales, los ladrones estuvieron en la casa del establecimiento, que una vez más fue vandalizada, dejando «un desastre, todo revuelto», según nos dice en un audio de whatsapp.

Mientras tanto, patrulla rural…

En el video que graba, el productor indignado relata la cantidad de «panzas» que va encontrando, un total de siete más el feto de un ternero y una cabeza. «Esto no es hambre, estos son chorros, son para los negocios» refiriéndose  a que serán vendidos en alguna carnicería.

Tambien dice que la policía nunca encontró nada, nunca agarraron a nadie, haciendo alusión a las ocho veces que fue víctima de robos en su propiedad. «Jueces, fiscales, policía, nadie agarra nada pero a mí el robo me lo hacen», dice en el final del vídel con profunda indignación.