El pueblo tranquilo que supimos ser, ya no existe. Ya no lo es más. Lamentablemente, tenemos que reconocer que el pueblo como lo conocimos y como lo vivimos hasta hace unos años, ya no lo es más.

Nos ganó la comodidad del no te metas. La de mirar para otro lado. La de creer que porque nos conocemos todos, acá no iba a pasar. Bienvenidos al mundo real.
Está pasando y en La Dulce.
Hay robos, hay vandalismo (en espacios públicos y en propiedades privadas), hay excesos y lo que es peor, no hay respuestas. DE NADIE. No hay un solo funcionario que se haga cargo de la situación. Solo nos ofrecen excusas y tirar la pelota para otro lado, mientras nos miran de reojo, porque no nos pueden ni mirar de frente.

Hace poco más de un mes, publicamos que el Grupo de Defensa del Medio Ambiente había colocado un macetero en el monumento a la Madre. Pues ya no está más. Está roto, destruido. ¿Hay algo más estúpido que romper cosas porque si? ¿Hay algo más lamentable que encontrar diversión en romper? Claramente, algo están demandando. Llamar la atención, que le pongan límites, algún mensaje nos deben estar enviando con estas actitudes. Pero nadie acusa recibo y no hay límites en ningún lado. No hay valores tampoco. No hay conciencia que el trabajo comunitario para embellecer espacios públicos también los incluye.

Y así seguimos. En una espiral, donde cualquiera rompe, nadie ve, si nadie vio, no se puede hacer nada y como no se hace nada, vuelven a romper. Y volvemos a empezar. Y de ahí no salimos y así estamos. A la buena de Dios. Viviendo en una burbuja con la ilusión de que acá no pasa nada porque es un pueblo chico y nos conocemos todos.

Pero pasa. Y mucho más de lo que creemos.

Viva la Pepa!!! Sigamos así que vamos bien…

Agradecimiento.

El Grupo de Defensa del Medio Ambiente agradece por este medio a Marita Daraio quien luego de descubrir el hecho repuso la maceta rota. Muchas gracias!!